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martes, 27 de agosto de 2013
MADRE DESEA RENCONTRARSE CON HIJO AL QUE NO VE DESDE HACE 40 AÑO
Desde hace mucho tiempo quise profundizar en este conmovedor drama humano por la cercanía del personaje, y quizás por el lazo familiar que nos une.
Pero sobre todo por las fibras humanas con que se teje este drama.
Catalina González Mercedes (Vichina) en sus tiempos de juventud era una trigueña que enloquecía al más insensible de los hombres.
Un buen día su inigualable belleza de mujer hizo presa al corazón del ciudadano español José Labrador González, oriundo de Orense, España.
Ambos conjugaron el verbo amar en todos sus tiempos, y decidieron contraer matrimonio en la comunidad de La Colonia Mixta de Duvergé, que en la década de 1950 era poblada por ciudadanos españoles, japoneses y húngaros que salieron de sus países a raíz de la segunda Guerra Mundial, y que en República Dominicana fueron acogidos por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Fruto de esa unión nació el niño José Luis Labrador González, el 8 de Febrero de 1662, según me aseguró González Mercedes.
Cuando el niño cumplió los tres años de edad, su padre lo sacó del poblado bajo el pretexto de que el infante estaba enfermo, de acuerdo a la aseveración de la madre.
Vecinos de la adama aseguran que el español salió con su hijo porque supuestamente “los dominicanos mataban a los españoles”.
Desde entonces González Mercedes no ha vuelto a saber más de su hijo, aunque el esposo le escribía cartas pero sin dar detalles del infante.
Con el correr del tiempo González Mercedes ha envejecido y cuando toca referirse a su hijo lo hace con nostalgia y la angustia reflejada en sus ojos por saber el paradero su vástago.
Durante años ha conservado fotografías del infante. Cada día acaricia el álbum fotográfico como si fuese el cuerpo de su hijo.
Está llegando a una edad senil, y en sus conversaciones se nota la ansiedad por saber el paradero de Labrador González.
Quisiéramos contribuir a construir un puente de esperanza y ayudar a esta dama a encontrar a su hijo.
Los dominicanos que residen en España, sobre todo los de Duvergé, son los primeros que deberían colocar las columnas primarias de este puente de esperanza.
González Mercedes asegura enfáticamente que su hijo fue llevado por su padre a la ciudad de Orense, España.
Es una Penélope sentada en un banco esperando a su hijo que desea ver.
Antes de que ella muera, hagamos los esfuerzos necesarios para contribuir a que esta atribulada madre se encuentre con su hijo, y por consiguiente construyamos un puente de esperanza.
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