El
adolescente estaba de pesca en un río.
El niño Anil Barela, de Indore,
distrito de Khargone, en el estado de Madhya, en la India, se tragó recientemente
un pez vivo de nueve centímetros de largo, mientras pescaba a la orilla de un
río con unos amiguitos.
Todo ocurrió a la vista de sus
compañeritos, quienes realizaban un juego rutinario en esa localidad asiática,
pues el pez que tragaban pasaba directamente hacia el estómago. Pero Anil lo
aspiró, y de modo sorpresivo el pececito le penetró a través de la tráquea y se
le alojó en el pulmón izquierdo.
El pequeño —según el diario The Times
of India y el The Nation, de Pakistán— a los cuatro días del hecho, y sin saber
lo que le ocurría realmente, empezó a sentir una extraña falta de aire. Un
familiar lo llevó ya con fiebre muy alta al hospital de la localidad, y su
ritmo respiratorio empezó a mostrar una irregularidad completamente anormal.
Los médicos ordenaron hacerle una
radiografía de tórax e investigar el nivel de su oxígeno en sangre, que
comprobaron había bajado peligrosamente. La primera radiografía arrojó una
opacidad irreconocible que impedía precisar bien la causa de la dificultad
respiratoria, pero en una segunda descubrieron con mayor nitidez la silueta del
pez en el interior del pulmón.
Urgentemente, el doctor Pramod Jhawar,
cirujano experto en operaciones pulmonares, lo llevó al salón de cirugía, y en
una intervención quirúrgica que duró cerca de 50 minutos, le extrajo el
diminuto habitante de agua dulce que, de modo insólito, aún vivía, pese a
encontrarse en un medio ajeno a su naturaleza.
No
recuerdo un caso igual en muchos años, al menos en la India. Si no lo operamos
hubiera fallecido, comentó el
cirujano a los periodistas.
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